Hoy, es uno de esos días, en los que ves una película preciosa, una historia de amor, ves las aventuras, lo que pueden llegar a hacer las personas por ese raro sentimiento. Y sientes, que te falta algo, que os falta algo, que hay algún ingrediente que no termina de cuajar. Y piensas ''¿Yo sería capaz de eso?''. En estos momentos, no, la verdad. No existe un límite, pero sí un mínimo. Es raro, creer que lo tenéis todo, cuando en realidad no tenéis absolutamente nada. Sois dos extraños que no tenéis nada en común, que no sabéis gran parte de la vida del otro, que en algún momento el otro no os ha importado. Es duro, porque la rutina es así, te acostumbras a algo y al final no puedes desprenderte de él, aunque no lo necesites, una pequeña parte de ti piensa que sí, cuando en realidad podrías vivir perfectamente sin él.
Lo que esta claro es, que las historias como las de las películas son eso, historias, inventadas, que jamás se harán realidad, no existen historias verdaderas iguales, aunque nosotros intentemos hacerlas parecidas.
Es lo más duro de madurar, eso de ver algo, que tú nunca tendrás, que tendrás que conformarte con un simple amor duradero que tendrá fin.
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